Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(Al decir ésto, con la mano derecha toque la frente cuando dice Padre,
toque el esternón cuando dice Hijo,
toque su hombro izquierdo cuando dice Espíritu,
y toque su hombro derecho cuando dice Santo.)

El credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.

Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén

Ave María
Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los
siglos. Amén.

Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza
nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los
desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.
¡Ea!, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a
nosotros esos tus ojos
misericordiosos; y después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh
dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para
que seamos dignos de alcanzar las promesas
y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.